‘La lucha de Ana’
HONESTA, INTERESANTE, BIEN HECHA
Bladimir Abud es un fajador. Empezó a trabajar en su “Lucha de Ana y
la convirtió en su lucha particular luego de haber ofrecido su guión a
inversionistas criollos para que le respondieran, tal vez con algo de
cortesía, “¿No es una comedia? Pues no nos interesa!”.
Y la lucha continuó, y Bladimir comenzó a hacer pruebas y apareció Cheddy García, que siempre ha sido una cómica de la TV, pero que, se hace evidente, no hizo chistes en esa prueba y el hombre, que se hace evidente que posee buena vista e intuición, la colocó en el sitial: Cheddy era Ana no bien se comenzaron los ensayos.
Y entonces ya tenemos en pantalla esa lucha de Bladimir que es “La lucha de Ana”.
Y, aunque nos molestó cuando la fuimos a ver en la tanda de las 8:30 del Bella Vista que algunas personas se rieran en momentos inimaginables, nos satisfizo mucho escuchar, cuando la yola inicia su travesía del Ozama, como los asistentes, que eran abundantes, aplaudían esa lucha que acababan de ver.
Tienen razón en aplaudir, porque, aunque siempre aparecerán quienes, tal vez privando en verdugos de la crítica irrebatibles, digan que no avanzamos.
Pero sí lo hacemos, aunque sea poco a poco porque, por lo menos, esta vez no nos tropezamos con saltimbanquis bailando en un supermercado...aunque Bladimir no bata records de taquilla con su Ana.
Pensando en el film, lo primero que hemos de reconocer es que la historia que cuenta nos toca a los dominicanos muy de cerca y que, a más de verosímil, es interesante. Porque puede ser verosímil, pero banal, intrascendente, necia, pero el relato de ese hijo querido que acaba de cumplir 16 años, que tiene un porvenir que asomo brillante por su seriedad y por su evidente habilidad como pintor incipiente, no es un simple cuento; su desgracia es la desgracia de cientos, miles de muchachos que no logran triunfar por falta de recursos, porque el medio en que viven, de una u otra manera, les arropa, les condiciona, les asfixia, trunca sus vidas en flor dejando a su paso las lágrimas y el dolor impotente de los suyos.
Tal vez cuando algunas personas vean esta película en naciones más civilizadas se extrañen de las cosas que cuenta Abud, pero nosotros, nosotros que sabemos cómo viven centenares de miles de dominicanos, nosotros que no vivimos así pero leemos los diarios, escuchamos las noticias, sí podemos dar testimonio de que esa cruda, espantable realidad que se nos pinta es apenas un asomo de la vida en los barrios marginados.
Es posible que la textura de la fotografía no sea comparable a “maravillosas producciones de Hollywood” (como la de “Men in Black 3”, de la cual escribimos a continuación), pero nos gusta el guión, nos parece bien la edición qua va alternando lo que sucede en el barrio con lo que sucede entre los pudientes, nos gusta el manejo de la cámara, su movimiento, sus ángulos, sus planos. Nos parece un acierto la partitura de Fernando Llamas, aunque tal vez puede resultar un tanto excesiva y estridente durante algunas escenas, pocas, porque en otras resalta no sólo su belleza sino también su adecuación a las situaciones dramáticas.
Y nos gustan las actuaciones, no todas, por supuesto, pero sí, como ya apuntamos antes, la de Cheddy García, perfecta candidata para un futuro Casandra (aunque, como en la historia que nos ocupaÖaquí sucede cada caso queÖ), y las de Víctor Checo (Agramonte), Miguel Angel Martínez (Capitán García), y Mario Lebrón (Joaquín).
En fin, que auguramos un firme y exitoso futuro a Bladimir Abud, y le exhortamos a seguir adelante, a la vez que exhortamos también a nuestro inversionistas a pensar que no todo puede ser comedia (y comedias destartaladas), y que nuestro cine no puede depender de ese género (y de cómo se hace) para salir adelante en la palestra internacional.
La lucha de Ana.-
Dirección: Bladimir Abud
Guión: B. Abud, Alfonso Suárez y Rafael Núñez
Fotografía: Raúl Ramón
Musicalización: Fernando Llamas
Intérpretes: Cheddy García, Antonio Zamudio, Marquís Leguizamón, Angel Valencia, Esmaylin Morel, Mario Lebrón, Karina Noble, Víctor Checo, Miguel Angel Martínez.
Y la lucha continuó, y Bladimir comenzó a hacer pruebas y apareció Cheddy García, que siempre ha sido una cómica de la TV, pero que, se hace evidente, no hizo chistes en esa prueba y el hombre, que se hace evidente que posee buena vista e intuición, la colocó en el sitial: Cheddy era Ana no bien se comenzaron los ensayos.
Y entonces ya tenemos en pantalla esa lucha de Bladimir que es “La lucha de Ana”.
Y, aunque nos molestó cuando la fuimos a ver en la tanda de las 8:30 del Bella Vista que algunas personas se rieran en momentos inimaginables, nos satisfizo mucho escuchar, cuando la yola inicia su travesía del Ozama, como los asistentes, que eran abundantes, aplaudían esa lucha que acababan de ver.
Tienen razón en aplaudir, porque, aunque siempre aparecerán quienes, tal vez privando en verdugos de la crítica irrebatibles, digan que no avanzamos.
Pero sí lo hacemos, aunque sea poco a poco porque, por lo menos, esta vez no nos tropezamos con saltimbanquis bailando en un supermercado...aunque Bladimir no bata records de taquilla con su Ana.
Pensando en el film, lo primero que hemos de reconocer es que la historia que cuenta nos toca a los dominicanos muy de cerca y que, a más de verosímil, es interesante. Porque puede ser verosímil, pero banal, intrascendente, necia, pero el relato de ese hijo querido que acaba de cumplir 16 años, que tiene un porvenir que asomo brillante por su seriedad y por su evidente habilidad como pintor incipiente, no es un simple cuento; su desgracia es la desgracia de cientos, miles de muchachos que no logran triunfar por falta de recursos, porque el medio en que viven, de una u otra manera, les arropa, les condiciona, les asfixia, trunca sus vidas en flor dejando a su paso las lágrimas y el dolor impotente de los suyos.
Tal vez cuando algunas personas vean esta película en naciones más civilizadas se extrañen de las cosas que cuenta Abud, pero nosotros, nosotros que sabemos cómo viven centenares de miles de dominicanos, nosotros que no vivimos así pero leemos los diarios, escuchamos las noticias, sí podemos dar testimonio de que esa cruda, espantable realidad que se nos pinta es apenas un asomo de la vida en los barrios marginados.
Es posible que la textura de la fotografía no sea comparable a “maravillosas producciones de Hollywood” (como la de “Men in Black 3”, de la cual escribimos a continuación), pero nos gusta el guión, nos parece bien la edición qua va alternando lo que sucede en el barrio con lo que sucede entre los pudientes, nos gusta el manejo de la cámara, su movimiento, sus ángulos, sus planos. Nos parece un acierto la partitura de Fernando Llamas, aunque tal vez puede resultar un tanto excesiva y estridente durante algunas escenas, pocas, porque en otras resalta no sólo su belleza sino también su adecuación a las situaciones dramáticas.
Y nos gustan las actuaciones, no todas, por supuesto, pero sí, como ya apuntamos antes, la de Cheddy García, perfecta candidata para un futuro Casandra (aunque, como en la historia que nos ocupaÖaquí sucede cada caso queÖ), y las de Víctor Checo (Agramonte), Miguel Angel Martínez (Capitán García), y Mario Lebrón (Joaquín).
En fin, que auguramos un firme y exitoso futuro a Bladimir Abud, y le exhortamos a seguir adelante, a la vez que exhortamos también a nuestro inversionistas a pensar que no todo puede ser comedia (y comedias destartaladas), y que nuestro cine no puede depender de ese género (y de cómo se hace) para salir adelante en la palestra internacional.
La lucha de Ana.-
Dirección: Bladimir Abud
Guión: B. Abud, Alfonso Suárez y Rafael Núñez
Fotografía: Raúl Ramón
Musicalización: Fernando Llamas
Intérpretes: Cheddy García, Antonio Zamudio, Marquís Leguizamón, Angel Valencia, Esmaylin Morel, Mario Lebrón, Karina Noble, Víctor Checo, Miguel Angel Martínez.
FUENTE: http://www.listin.com.do Armando Almánzar R.
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